Nuestros “guerreros” no acaban con la vida: la enriquecen

La afición por los soldados de plomo me llevó de ser un simple coleccionista a fabricante artesano de figuras propias pasando por todo el proceso de creación de modelos, moldeado, producción y decoración.
Tuve muy buenos clientes entre los que destacar directivos de importantes empresas y personal del Ejército gracias a la Agrupación de Miniaturistas Militares de España, creada allá por los años cincuenta y ya desaparecida, en la que pasé de simple socio a ser el responsable de la publicación de su boletín trimestral durante más de diez años. Aquella fue una de mis mejores épocas ya que pude entablar buenas amistades con los “legendarios” como Capell, Almirall, Mallol, Pech (fabricantes), Francesc Millet (catalán con acento texano residente en San Antonio, seguidor del futbol español en tiempos de Hugo Sánchez y que nos visitaba anualmente) y, finalmente, Lucio Sáez al que debo sus consejos. Lucio tenía un cliente de excepción que incluso visitó su taller, era Robert Kennedy.
… Y luego, llegó el momento álgido del soldado de plástico y con ello la creación de la Colla d’Amics Col·leccionistes de Soldats de Joguina en la que un grupo de amigos coleccionistas de figuras de plástico se unieron para compartir e informar sobre aquellas miniaturas en goma ó plástico.
Conseguir una o varias figuras con las que habías jugado cuarenta o cincuenta años atrás era un momento de retorno a la infancia. Esa infancia nuestra en la que nuestros mayores todavía vivían una época obscura pero que luchaban contra viento y marea por nuestra felicidad.
Por aquellos años la industria juguetera española se regía por los grandes estrenos cinematográficos: Ben-Hur, Anibal, Murieron con las botas puestas, El Álamo, El puente sobre el rio kwai, Lawrence de Arabia, El Cid, Tarzán, Los cañones de Navarone, El dia más largo …
Y bueno, hasta aquí, dos capítulos que desembocan en una idea que siempre me había gustado: una tienda especializada en figuras (vell i nou). Al final se inauguró, hace unos doce años … es un negocio que no funciona pero que tiene su gracia. Un negocio que ha estado siempre a punto de cerrar pero que me sirve para analizar el mundo en que vivimos en el cual el aire que respiramos no es gratis, te lo cobran en forma de impuestos, que no sabes bien para donde o para quien va el dinero.
En fin, a grandes rasgos, muy grandes, “vell i nou / FIGURAMAS” está ahí, en la brecha, creando amistad e ilusión. Comprando y vendiendo figuras de plástico de aquellos años en que jugamos a “indios y cow-boys”, donde muy al contrario de lo que se opina hoy en día, la violencia la desatábamos en “aquellas batallas” y si nos paramos a pensar un poco podríamos defender que nuestra generación debe de estudiarse con más seriedad. Solo recordar que mi generación le dijo no a la guerra del Vietnam, los veteranos arrojaron las medallas recibidas delante de la Casa Blanca y casi conseguimos darle una oportunidad a la paz a pesar de haber jugado a “grandes batallas” con nuestros diminutos soldados de plástico. Todavía nos queda mucha buena gente.

Pedro Giménez - vell i nou - tu tienda en Barcelona

colla d'amics col·leccionistes de soldats de joguina